martes, 7 de febrero de 2012

Ser lo que somos




La serpiente vanidosa

Una serpiente muy vanidosa vivia en una cueva cerca de la playa bajo las rocas. Cambiaba su piel cada verano cuando llegaban los turistas a veranear. Esperaba, desde hacia años, la pronta llegada de su principe azul, que ella imaginaba alto, rubio, de ojos claros, modales galantes y por supuesto muy adinerado.
No tenia muchas amigas, de hecho desde hacia años solo habia permanecido a su lado una serpiente de corazón extremadamente bondadoso. Sus antiguas amigas se habian cansado de escucharla hablar de si misma, de sus supuestas virtudes y de la belleza de la piel que estrenaría el próximo verano. ¡¡Me casaré con un hombre rico y guapo!! decía al mismo tiempo que ignoraba los consejos de sus amigas que con probada sabiduría le explicaban que los hombres no se casan con serpientes. Pero ella insistía y les decía que eran unas envidiosas de su brillante futuro.
Y asi, fue pasando el tiempo y ella acumulaba cada dia mas sueños y vanidad, sin darse cuenta que se estaba quedando sola.
Fue en uno de esos veranos, mientras ella se lucía a pleno sol, sacrificando su naturaleza, que un hombre se acercó a la roca. Su corazón dio un salto y pensó "es mi principe encantado". Y se incorporó aun más para que el hombre pudiera contemplar su hermosura. Sin embargo, como era de suponer, este salió corriendo asustado y llamó a los guardacostas: "¡Oigan, en aquella roca hay una serpiente muy peligrosa!".
Estos vinieron y le dieron caza llevándola al zoologico de una ciudad aledaña.
Allí se encontró encerrada en una celda, como si fuera una delincuente, sin terminar de comprender su triste destino. Ella, la más linda, la más virtuosa..¡¡como podía terminar de esta forma!!
Se puso a llorar en la penumbra y de pronto sintió un sonido. Miró con atención y pudo distinguir otra serpiente que se aproximaba a ella. Era su amiga, aquella que la había acompañado durante tantos años..
-Pero, ¿que haces aqui? ¿a ti también te atraparon?
- En verdad, fui yo que me dejé atrapar
- ¿Cómo que te dejaste atrapar?
- Es que me di cuenta que sola no podrías salir de aqui
- ¿Por que nos encerraron asi? ¿Que hicimos? - lloró la serpiente
- Yo me expuse por gusto, para ayudarte, pero tu lo hiciste solo por vanidosa. No escuchaste lo que te deciamos todas. La vanidad nos conduce a sacrificar nuestra propia naturaleza solo para ser vistas y admiradas. El amor, en cambio, te permite exponerte solo cuando es necesario pero sin dejar de recordar quien eres en verdad.
Y tu verdadera naturaleza es ser una serpiente, deslizarte sigilosa bajo las rocas. Si hubieras procedido de esta forma jamas te hubieran atrapado.
- Y ahora ¿que vamos a hacer?- gritó desesperada la serpiente
- Haremos lo que hacen las serpientes...deslizarnos sigilosamente por esa rendija y huir de aqui- dijo señalando un pequeño espacio abierto que había quedado debajo de la caja donde estaban.
Y así, ambas huyeron, como corresponde y haciendo uso de los atributos de su verdadera naturaleza.
La serpiente vanidosa aprendio que la mejor forma de no meterse en problemas es ser lo que uno es de verdad..y tambien...que si te metes en problemas por desoir este principio, siempre hay una forma de salir si eres capaz de recordar y volver conectar con la sabiduria de tu verdadera esencia.

Volver a ser...

La vanidad, el sueño, las ilusiones de este mundo suelen atraparnos y llevarnos a un callejón aparentemente sin salNegritaida. Nos enredamos tanto yendo detras de nuestras ilusiones que nos olvidamos de quienes somos en verdad, sufrimos por no darnos cuenta que el motivo de ese ahogo, de ese encierro es estar separados de nosotros mismos.

Sin embargo en estas situaciones siempre aparece algo que nos llama, alguien capaz de exponerse no por vanidad sino por amor...que viene para avisarnos y mostrarnos la simpleza de una solución que, aunque estaba frente a nuestros ojos, no podíamos ver.

Y entonces retomamos el camino a casa, la conexión con nuestra esencia y actuamos en consecuencia siguiendo los dictados de nuestra propia naturaleza...y salimos...salimos a ese lugar de libertad, juego y plenitud que no está en otra parte más que en nosotros mismos.

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